Ya estan aquí (voz de la niña de Polstergeist)

Destino Barcelona

Una entrada de Iojanan me dio que pensar sobre algo a lo que últimamente estoy muy acostumbrado, que ya no oigo la pregunta ¿de dónde eres? sino ¿Tú, dónde vives? a lo que la respuesta en vez de "yo soy de Calafell" la respuesta es "Vivo en Calafell" así en todos los pueblos cercanos, si hay confianza te pueden decir "Vivo en el Vendrell, pero soy de Casteldefell".

Barcelona llega 100kmts hacia el sur , justo hasta la última parada del tren de cercanías que es "Sant Vincent de Calders". la penúltima es Calafell. Soy de la opinión que identitariamente las grandes ciudades se han reforzado mientras la periferia se ha hundido, ya digo que 100 kmts es mucho pero es así. Con la Burbuja inmobiliaria todos hemos buscado "Calidad de vida". Los que venden, los que compran, las cajas y bancos junto a ayuntamientos, también han mejorado "Su" calidad de vida.

A diferencia de otros paises donde el "ser de" y el "vivir en" puede que no tengan diferencia, en España, esta acentuado, "yo soy de Barcelona, pero es que allí piden una barbaridad por un pisito de nada", así que vivo aquí.

Calafell se ha movido en la frontera entre lo que puede significar Barcelona y Tarragona (todavía lo que se puede llamar una ciudad mediana), digo se ha movido porque hace tiempo que Calafell cayó en ser cercanías de una gran ciudad.

mirando a Tarragona

comento que la diferencia es sensible "entre ser de" y "vivo en" , para mí lo normal sería que nos comportáramos y valoráramos más el lugar dónde vivimos y respiramos, que de dónde se supone ya no estamos. Muchos viven en Calafell, pero suspiran por sus paraisos perdidos en sus barrios, sólo hay que darse un paseo por sus calles para ver como las tratan con sus perros.

Supongo que en plan marketing , es mucho más fácil crear identidad que funcionalidad, pero hemos llegado al punto de que se puede separar pertenencia a un grupo, lugar, o identidad, con la funcionalidad. Vivo en Calafell, pero como soy de otro sitio, que más dá. Es la deriva cotidiana, de lo que sale en los períodicos que igual pensamos que no sirve para nada. Pero nos transforma.